lunes, 16 de noviembre de 2009

Ocean view

El ruido de mi propio dolor se escucha
igual que el mar.
Así revienta contra la arena
y arrastra las piedras que no se
disuelven en el agua salada.
Así ahoga las bocas de los animales
que callan pero se quedan
con su grito oscuro, su mueca interminable.
El ruido del dolor se deshace en ecos
cuando cierro las manos
y aprieto los dientes.
Así se hunden los barcos lentamente
sin saber nunca lo que es mirar la costa;
las corrientes marítimas siempre
arrastran los restos.
El mar es a veces incomprensible
como mi dolor, y solo se entiende con la bulla,
las grandes catástrofes
y las heridas que arden al sumergirse con el ocaso.
El ruido de mi propio dolor se escucha
igual que el mar,
que no tiene forma ni sitio
ni manera de callarlo.

1 comentario: