viernes, 27 de febrero de 2009

Quiero sostener su mano o La llamada fantasma

No existe otra cosa,
además de la estática
que su dolor repetitivo
de las tres de la tarde.

El teléfono aunque no repique
lo contesta siempre con malas noticias.

Ella llora y come pan a pedacitos
con el café frio de la mañana.
Le tiemblan las manos
y deja migajas por toda la mesilla;
la blusas de la abuela están llenas
de manchas que no va a lavar nadie.

Porque como dios
tiene los ojos
vertidos
hacia ella misma
desde hace tiempo.

1 comentario:

  1. Me gusta un monton, en especial el inicio.
    Muy buena forma de empezarlo.
    En to'as!

    ResponderEliminar