viernes, 20 de febrero de 2009

Mañana nadie sabe o La humedad en el piso es salada

Tristísimo el ojo de mi abuela
que es el océano
y tiene forma de lágrima.

Mi pared es una especie de antena.
De este lado recibimos su dolor;
esa porción de sal
que nunca es expuesta
a la luz del día.

Mi hermana menor se le acerca
y acaricia repetidamente el plywood.
-Ya abuelita, ya. Le dice suavecito
al oído de la pared.

En el otro cuarto
el piso empieza a secarse
en el más bello
de los silencios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario