lunes, 19 de julio de 2010

Testamento

Yo creo en vos agua,
en todo el peso que el mar sobre mi deja;
este último aire y este último soplo.
En mi piel se revientan escamas,
en mis costados nacen branquias
azules como el cielo.
Yo creo en vos agua,
creo en la luna apagada
que se extiende en mis ojos.
Mi boca se llena de arena
y tengo el gusto repleto de sal.
Yo creo en vos,
agua y superficie,
agua y sed,
agua y violencia.
Mi dolor es la repetición
de la marea contra la orilla.
Por eso creo en vos agua,
vos que me regresás al lugar
donde apagué mi fuego
y hundí mis manos.
Porque viertes mi carne
en este esqueleto
que me dará descanso
por unos días.
Cuando muera y encalle,
cuando muera y asfixie,
cuando muera y me seque
tendré una gota en el pecho,
tendré este ruido y un baile torpe
en las aletas.
La muerte no hará más
que descubrir mi vacío.

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