Algo ha encallado en la arena.
La marea baja y el medio día
reseca la cuenca de sus ojos.
Es todavía una mirada triste.
Tiene grietas en vez de lagrimas.
Los bañistas toman su carne
y con sombrillas y gritos
siguen a la tarde.
Hay un gran esqueleto en la playa.
El agua le ha vuelto a dar forma.
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